Después del descubrimiento de la penicilina en 1928 por Alexander Freming se creyó que la guerra contra las infecciones bacterianas estaba ganada. La humanidad no tendría que preocuparse más por infecciones bacterianas ya que siempre existiría algún antibiótico "milagroso" para curarlas. Sin embargo, las bacterias son organismos que pueden adaptarse a casi cualquier entorno, y se han adaptado para resistir a los antibióticos. Esto ha causado un problema de salud a nivel mundial, pues existen infecciones bacterianas que no pueden eliminarse ni con los antibióticos más poderosos que se han inventado. Tales infecciones causan la muerte de decenas de miles de personas cada año. En esta charla veremos los mecanismos evolutivos que utilizan las bacterias para resistirse a los antibióticos, así como las nuevas estrategias que se están implementando para combatir a los "super bichos" (término que se utiliza en microbiología para referirse a las bacterias resistentes a los antibióticos). Veremos también que la industria de alimentos moderna ha jugado un papel muy importante en la generación de la resistencia bacteriana a antibióticos.
La última década ha sido dominada por el ascenso de los smartphones, que masivamente se han instalado en casi todos los aspectos de nuestras vidas. En educación han despertado interés y preocupación por partes iguales. Calificando a estos dispositivos como distractores de lujo, muchos docentes han recurrido a la exclusión de los dispositivos del aula, a veces mediante una caja en la que se guardan para ser devueltos al finalizar la clase. Otras veces han sido las instituciones educativas quienes han tomado medidas reglamentado su uso y en casos más extremos han sido los gobiernos.
En contraste con todo esto, muchos docentes, instituciones y hasta gobiernos han empezado a reconocer que la prohibición de los dispositivos no es la solución. La exclusión no solo genera ansiedad en la mayoría de los casos, sino que además no garantiza el compromiso de los estudiantes en el aula. Por citar un ejemplo, en 2016 se derogó la resolución que desde 2006 prohibía el uso de los teléfonos en las aulas de las escuelas y colegios de Buenos Aires. Entre los argumentos para regresarlos a las aulas se ha mencionado el hecho de que hoy en día los teléfonos se han convertido en computadoras que sirven para mucho más que hacer llamadas y que como tales están aptos para ser aprovechados como aliados didácticos, en lugar de ser vistos como enemigos. Dicho de otro modo, el smartphone es una herramienta útil siempre que se la use correctamente. Y esa es una de las claves, aprender a usar estas herramientas para sacarles partido en el ámbito educativo. La tecnología está aquí y nos acompaña a todas partes, por lo tanto en lugar de excluirla del proceso educativo, parece ser bastante evidente que la solución más inteligente sería aprovecharla como herramienta didáctica.
En enseñanza de la ciencia y más específicamente en física, se han publicado desde el año 2011, más de 150 artículos que dan cuenta de cómo utilizar los smartphones como herramientas de laboratorio. Más de la mitad de esos artículos se han publicado en algunas de las revistas arbitradas internacionales más importantes del área, como European Journal of Physics, Ensino de Física, Physics Education y The Physics Teacher.